Cuando lo que importa realmente es jugar…

¿Importa realmente la potencia?

¿Tanto importa las potencias, los gigas, los TFLOPS y demás en una consola?

Llevamos 22 días de cuarentena. Hoy me he levantado a temprano, a las seis de la mañana (soy de poco dormir). Me he puesto a leer, me he puesto con los quehaceres domésticos de una casa y claro, al levantarme pronto, pronto he acabado. Entonces he dicho, me voy al estudio a jugar con mis consolas antiguas. No sabía si decantarme por mi NES, mi Megadrive, la Super Nintendo o la Nintendo 64 en mi tele de tubo de 14 pulgadas o coger la Game Boy o la Game Gear y sentarme en el sofá. Y en ese momento, en el cual estaba disfrutando de mis recuerdos de niños me ha venido a la mente algo… ¿Tanto importa hoy en día la potencia y las características en la consola? ¿Porque?

Antiguamente, la guerra de consolas venia por parte de Nintendo y Sega. Podemos decir que fue la madre de todas las guerras en su momento. Pero el tema de la potencia, pese a que era importante ya entonces, no llegaba a los niveles de ahora. Hablado personalmente, yo, pese a que tengo la suerte de haber tenido las dos consolas, me decanté primero por Megadrive antes que Super Nintendo. Y muchos diréis ¿porque?. Simple. Tenía la NES y disfrutaba ya de muchos juegos pero me faltaba el puercoespín favorito de todo amante de los videojuegos. Sonic me hizo comprarme la Megadrive. En pocas palabras, por aquellos entonces la guerra era mas de juegos que de potencia.

Sony y el reinado de PlayStation

Pero como toda guerra que se precie tiene que llegar a su fin. Sega, después de sacar el Mega CD, que era un añadido para Mega Drive apostó por DreamCast y Nintendo por su Game Cube. ¿Fueron un éxito? No podemos negar que fueron muy buenas consolas pero no llegaron a tener la repercusión de sus antecesoras. Es más, hoy en día son mucho mas codiciadas que antaño. Pero en esta situación, como la película de Ben Stiller y Jennifer Aniston, entonces llegó ella.

Ella es PlayStation, y revolucionó de nuevo el mercado. Y vaya si lo revolucionó. PlayStation y PlayStation 2 no tuvo rival. Bueno mejor dicho, no había rival. Durante años dominaron el mercado a su antojo y forjo la comunión de millones de usuarios que disfrutaron de miles de títulos que marcaron una época.  Parecía que su hegemonía en el mundo de los videojuegos no iba a cambiar nunca, hasta que otro gigante se puso manos a la obra en el sector. Microsoft entraba a la palestra.

Xbox y Sony comienza la guerra de consolas actual

Xbox sacó su consola en Europa un 14 de marzo de 2002. Aquí su repercusión no fue tan grande, y en cifras ni se acercó de lejos a PlayStation 2. Pero si que empezó a entrelazar los mimbres de lo que iba a ser su siguiente consola y la que realmente disputaba el cetro a Sony. Xbox 360. Aquí es donde Microsoft vivió su mejor momento, en gran parte debido a la salida de dicha consola casi un año antes que PlayStation 3 y durante unos años Sony quedo en un termino secundario pero acabó la generación vendiendo prácticamente lo mismo que la consola de los de Redmond.

Y aquí es donde empieza lo que a día de hoy es la guerra actual. Xbox One y PlayStation 4.  Durante la generación actual, con las consolas que se han sacado mejorando el hardware inicial, hemos podido asistir a ríos de tinta  donde se hablaba en muchas ocasiones de si un juego no corría en una consola a 1080, sino que corría “solo” a 900 o que no llegaba a 60 FPS sino solo a 30. Esto lo hemos tenido que ver durante mucho tiempo, y parece que es lo que realmente es importante.

La nueva generación, ¿realmente importa tanto la potencia?

Y si, queridos amigos, 640 palabras después llego donde quería en un principio y por lo que os he pegado el tostón hasta ahora. La Next Gen la tenemos encima. Ya sabemos las especificaciones de Xbox Series X y de Playstation 5. Hablando de sus características no hay duda de cual es la consola más potente, eso se ve a simple vista. Pero la cuestión no es esa, la cuestión es ¿realmente esto es lo que nos va a hacer decantar comprar una consola u otra?.

Hemos podido ver, desde que se saben dichas características, como hay parte de prensa que saca pecho de que Xbox Series X será la más potente y de otra parte de la prensa que intenta justificar las características algo inferiores de PlayStation 5 con su disco duro o el audio. Señores, ¿hace falta?. Estamos hablando de dos consolas muy potentes y con unas características maravillosas. ¿Porque tenemos que enrocarnos en este tema?

Lo que realmente nos tiene que importar es DISFRUTAR. Y si, lo pongo con mayúsculas, porque es como debe ser. Porque para eso se han hecho las consolas, para DISFRUTAR. Y si os he puesto en contexto mediante una clase rápida de historia de los videojuegos es por una sencilla razón. Yo, y mucho de los que me estáis leyendo, DISFRUTAIS seguro de una NES y su Super Mario Bros. ¿Me podéis indicar cuantos TFLOPS necesita y a cuantos FPS va el juego para disfrutar de él? La respuesta está fácil, ¿verdad?. Ni lo sabemos ni nos importa que potencia necesita porque simplemente DISFRUTAMOS jugándolo.

Así que, amigos, dejemos de un lado esta guerra absurda. Vamos a ver que catálogo nos trae una y otra consola y que cada uno decida cual es la mejor según sus intereses. Porque al final, lo único que importa no es la potencia que tenga, si no el catálogo que traiga y nuestros gustos personales. No os olvidéis que a fin de cuentas es nuestro hobby y para nuestro hobby solo tenemos que tener presente una cosa. DISFRUTAR.

Informático que le encanta la lectura, viajar, el cine, el deporte y los videojuegos. Xboxer desde los albores de la humanidad.

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