¿Qué nos han enseñado?

Los videojuegos, desde un principio, se han visto como meros medios para el entretenimiento. “Juguetes” con los cuales se podía mantener a los hijos entretenidos, únicamente productos de distracción con muy pocos fines educativos o cualquier otra enseñanza que sirviese para la vida. Y no, no quitaré el hecho de que realmente eso es lo que eran, y es que en verdad es lo que siguen siendo, fines de ocio. No obstante, el último alegato sobre sus enseñanzas, en la actualidad, es erróneo. A pesar de que, obviamente, están para divertir y entretener, el paso de los años han hecho que los videojuegos se convirtieran en algo más, no digo que ésto se aplique a todos ya que siguen estando aquellos cuyo único fin además de, claro está, ganar dinero, es distraer, pero el ‘rango’ de juegos que han ido más allá aumenta cada vez más. Unos con más fuerza que otros pero, al menos yo, considero que ya no es posible concebir a los videojuegos solamente como medios de distracción.

Todos sabemos éso de que los videojuegos mejoran ciertos dotes ‘físicos’ (por catalogarlos de alguna forma), éstos como lo podrían ser lo de tener más reflejos, alcanzar una mayor capacidad de reacción ante situaciones que lo requieran, poder enfocar la atención a distintas cosas al mismo tiempo, diferenciar elementos de una forma más rápida u otras cosas. Cada una de ellas son geniales, no lo negaré, que los videojuegos ayuden de tal manera es algo que simplemente es asombroso, sin embargo, este tema no está dirigido a hablar sobre ello, no, es hora de ser más profundos, dejar a un lado la superficialidad de los típicos experimentos sobre el cómo influyen sobre nosotros respecto a cualidades, lo que en verdad quiero buscar es: ¿qué nos enseñan los videojuegos?

Sinceramente, cuando empecé a jugar yo veía de esa forma a los videojuegos. Sólo los buscaba para entretenerme, matar tortugas con Mario; disparar a todo lo que se movía en Unreal Tournament y Quake III: Arena; intentar no asustarme con Voldo en Soul Calibur… todas han sido experiencias magníficas e inigualables, pero varios de los juegos más actuales, sin ceñirme únicamente a la actual y pasada generación, han buscado ser más especiales (no todos). Algunos lo han logrado, otros se quedaron en el intento y unos últimos ni siquiera lo intentaron, pero existen algunos que me han marcado moralmente hablando. Varios de éstos no son tan específicos respecto a lo que quieren transmitir o tal vez ni siquiera intentan transmitir algo, sin embargo, existen ciertos ‘individuos’ cuyas enseñanzas no se quedaron únicamente en la pantalla, a lo mejor no afectó tanto mi forma de ser o actuar, pero sí me dieron a comprender nuevos conceptos y tener distintas percepciones sobre cosas que ni llegaba a imaginar, varias de estas enseñanzas probablemente sólo hayan sido producto de mis pensamientos pero, más allá de si quisieron hacerlo o no, el hecho es que ahí están. Y sigo sin negarlo, cuando pienso jugar o comprarme un videojuego lo primero en lo que me fijo es en su jugabilidad, si ésta no es buena pues no hay ningún otro apartado que valga pero, debido a que veo los videojuegos como productos que pueden llegar a ser arte, considero que sí se puede encontrar un equilibrio entre el mundo del ocio y el de la enseñanza.

¿Ejemplos? Se me ocurren muchos, pero intentaré únicamente utilizar los que más me pusieron a pensar. Y si hablamos de pensar, analizar y confundirse, no se me ocurre un juego más claro que Spec Ops: The Line. Lo habré dicho un sinfín de veces, pero lo seguiré repitiendo: este juego no es usual. Spec Ops no es otro juego más, no es el típico juego bélico en donde matar es lo único que debes hacer, éste es un juego que tiene como principales metas hacerte ver la realidad que, a través de otros títulos del género, te han buscado ocultar. ¿Piensas que matar a todo lo que está por ahí es bueno? Claro que no, y los de Yagger lo saben a la perfección; la guerra no es como la pintan en Call of Duty o BattlefieldNo es divertido matar gente, últimamente parece que la guerra y la muerte de personas se ha vuelto algo totalmente común –aunque, por desgracia, es cierto, ya no parece importante ver noticias respecto a países en guerra porque se ha vuelto una cosa típica de nuestros tiempos– y Spec Ops lo sabe representar. Una obra que siempre busca hacerte dudar sobre si lo que haces está bien, estamos hablando de un juego que en sus tiempos de carga se dedica a confundirte y hacerte ver que no eres buena persona; uno en donde sus coleccionables no hacen más que voltear todo lo que pensabas estabas haciendo bien y donde cada una de tus decisiones, si tienes mentalidad de jugador bélico común, terminarán mal. Sólo cabe decir que yo sufrí jugando Spec Ops, no porque fuera difícil ni porque constara de una complejidad jugable, sino porque dejaba claro lo que quería transmitir: no somos quién para decidir la muerte de nadie. No, no pienso ir a la guerra, pero mi forma de ver la gente que sí va es distinta, antes era más distante sobre el tema, pero ahora no puedo imaginar el dolor que debe significar el ir a eso, la guerra no es divertida, matar no es divertido, empuñar un arma contra alguien no es divertido y Martin Walker nos lo hacer vivir . Una lástima total que no lo muestren a través de su jugabilidad, pero sin dudas Spec Ops es un juego en donde, por las 8 horas que dura, pensarás que al menos algo estás haciendo mal.

Esto sigue siendo meras percepciones pero, personalmente, cuando hablo de juegos que me marcaron, el nombre de BioShock no deja mi cabeza en paz. ¿Cómo un juego donde tan sólo un personaje significa y transmite más que muchos otros juegos en su totalidad? Andrew Ryan es uno de los mejores antagonistas, sino el mejor, de la séptima generación (todavía opinión personal). Y se me hace imposible no hacerle una mención especial cuando lleva a sus espaldas frases como “Todos hacemos elecciones; pero, al final, las elecciones son las que nos hacen a nosotros“. Y no, no únicamente BioShock, su contraparte, Infinite, es otra genialidad pura. Ambos son juegos que tocan a cada segundo que transcurre temas totalmente susceptibles como lo son la religión, la esclavitud, el poder del hombre, la objetividad, el sensacionalismo estadounidense, la consecuencia de las decisiones, la falsa libertad, las divisiones sociales, los errores del pasado y quién sabe cuántos más me estaré dejando en el tintero. Juegos como éstos no se quedan en lo jugable, van más allá del entretenimiento, a lo mejor muchas de las cosas que nos cuentan no nos afecten como personas pero, en lo que cabe, son enseñanzas con un nivel de moralidad muy alto respecto al común denominador de videojuegos que logran hacerte reflexionar. Cuando sueltan maravillas como “La política es sólo otra excusa que usan los hombres para matarse entre sí“, “Por qué adorar a un Dios o a una bandera, cuando podemos adorar lo mejor de nosotros: Nuestra voluntad de ser grandes” y “Ni dioses, ni reyes. Sólo el Hombre“, es una total y completa patada a todos los ‘tabús’ sobre la sociedad actual. No hay dudas, citando a un artículo que vi por ahí en la Internet, “Ken Levine es un maldito genio“, y lo es porque puede hacer dos obras totalmente distintas y con ambas atinar el blanco, porque se contrastan entre sí, porque una complementa a la otra, porque son críticas constantes sobre el cómo vivimos el día a día; el cómo el dinero hace, desgraciadamente, la diferencia; el cómo el poder demuestra la verdadera cara de una persona, todo esto metido en la programación; por el amor de Dios, éso es ser un maldito genio.

Continuemos en la línea de los genios; Hideo Kojima se ha vuelto uno de mis personajes favoritos de la industria. Considerar que los Metal Gear Solid son películas es algo obviamente erróneo, pero es imposible evitar las comparaciones debido a que, más allá de su constante recurso de las cinemáticas, ambos comparten una complejidad argumental sumamente grande. Admito que el primer Metal Gear Solid, dentro de lo personal, no resultó tan relevante en estos términos que trato, pero aun así logro destacar que más que una enseñanza se mostró como una crítica, una a aquellos personajes que se creen héroes. Tal vez Solid Snake sea el típico protagonista que todo lo puede; un Dios, el inmortal, el musculoso, y es que lo es, pero él nunca se atribuye ser un héroe. ¿Cómo alguien que mata puede ser considerado héroe? Esto es relativo a quién sabe cuántos videojuegos en donde matar es la principal meta y en donde cada vez que pueden te felicitan por ello –dando a entender que el asesinato es bueno en muchas ocasiones-, es como Spec Ops sólo que con un enfoque distinto, estamos hablando de un juego que salió hace más de una década pero que transmite y significa más que muchos de la actualidad.

Luego, Metal Gear Solid 2 se considera “el peor” numerado de la saga, pero va entre comillas porque si el “más malo” tiene una media de más de 9 respecto a notas eso fácilmente nos puede hablar de la calidad de lo que ha creado Hideo Kojima. Sinceramente, me parece que es el que tiene mejor desarrollo y que, por algún motivo, es el que más me marcó respecto a enseñanzas. Y es que, por Dios, es increíble el cómo pueden meter tantos tópicos dentro de un mismo videojuego, algo que llevaría quién sabe cuánto tiempo asimilar transmitido en menos de 10 horas. El mensaje de que somos nosotros quienes decidimos el futuro de la tierra mediante lo que le transmitimos a las próximas generaciones me resultó una maravilla, porque más allá de que compartimos genes es necesario dejarles algo más, el dejar nuestra huella a tiempos futuros, el seguir adelante sin importar que algún día la muerte llegará, vivir el día a día como si fuese el último, en cómo muchas veces somos controlados sin saber ni por qué ni para qué… Únicamente con pensar en el final de Sons of Liberty me siento épico, su desarrollo es épico, su inicio es épico, y lo mejor es que deja algo que transmitir, este es uno de esos juegos que valen la pena porque no son solamente distracciones de unas horas y ya, son juegos que si te llegan a marcar lo harán por mucho tiempo y, al menos conmigo, lo ha logrado.

Por último, y digo último porque no he jugado Guns of the Patriots y no aprendí mucho que digamos en Peace Walker, Snake Eater se considera el mejor de la saga. ¿Por qué? Yo, personalmente y más allá de su grandiosa trama, he de pensar que mucha relevancia proviene de su icónico final. Ese único final que ha logrado romperme y hacerme aguarme de ojos, el único que me ha hecho esperar todos los créditos estando estupefacto al 100%, un juego en donde te enseñan la verdad tras guerras, las mentiras políticas, el poder de la decisión, la fidelidad a tu país, las traiciones, los actos en base al beneficio propio, los engaños de los superiores, el cómo mucho de lo que hacemos va en contra de nuestras ideologías y voluntades pero que simplemente es nuestro deber… La saga de Metal Gear Solid es una constante crítica a la sociedad actual, no es como otros juegos que los incorporan como ‘easter eggs’ o simples añadidos visuales, no, en esta ocasión ésa es una de sus bases y uno de los motivos por los cuales son tan admirados todos los trabajos de Hideo Kojima. He aquí también otra de las razones por las cuales, en mi opinión, los videojuegos son arte (y si el arte se refiere a lo que intenta transmitir mensajes, esta saga lo es de forma sobrada).

Aquí viene un ejemplo distinto, un juego que considero de mis favoritos y, definitivamente, de lo mejor de la pasada generación: Dark Souls. Éste sí que es un caso totalmente aparte, Dark Souls, respecto a lo de las enseñanzas, no te lo pone de forma explícita (como nada en el juego, en realidad), y de aquí es de donde más se puede sacar porque todo depende de la perspectiva del jugador. No hay casi nada concreto, puras especulaciones, la comunidad mantiene viva al juego aún tras casi 4 años de haber salido, Dark Souls es lo que tú quieres que sea, Lordran es lo que tú quieras que sea; tú eres el dueño de este viaje. Lo que lo hace distinguir es que lo que transmite no es sólo a través de su historia, que también, sino que mediante su jugabilidad también aprendes. Está claro que lo siguiente puede que sea pura paja mental de mi persona, mas no quita que han sido interpretaciones surgidas tras mi experiencia con el título.

Primero, la virtud de la paciencia, aquí nos demuestran que esperar las cosas, premeditar las acciones, pensar tu siguiente movimiento, todo influye para que logres lo que quieres, en el caso de Dark Souls, poder pasar una zona, en la vida real, poder sobreponerte sobre cualquier obstáculo; el estudio de las situaciones, saber qué hay que hacer, qué no hay que hacer, cómo hacerlo, por qué hacerlo, cuándo hacerlo, y cualquiera que lo haya jugado puede afirmar esto sin duda alguna; la importancia de las personas que te rodean, no me imagino quién no habrá utilizado las señales en algún momento para poder pasar una zona o un jefe, aplicado a la vida real, no se me ocurre mejor oración para definir la enseñanza de Dark Souls que: “Si caminas solo, irás más rápido. Si caminas acompañado, llegarás más lejos“, hablando de cómo el ser humano necesita de otras personas para poder sobrevivir, que estamos hechos para ser una comunidad. Si a esto le agregamos que, durante el juego, nos encontramos en total soledad, se puede apreciar como una mención respecto a la total necesidad del humano en estar en compañía, la relevancia de estar acompañados, la ayuda mutua que nos podemos aportar y la ganancia que esto significalo importante de la perseverancia, el hacer algo una y otra vez hasta que te salga bien, el no pensar en cuántas veces lo has intentado sino en lo que significará lograrlo; el dejar a un lado las necesidades personales y tener en cuenta el mundo que te rodea –te amo, Gwyn-; el apreciar cada pequeño obsequio; o entender las acciones de los demás y no prejuzgar hasta conocer la verdad a fondo; todas estas son las enseñanzas, en realidad algunas, que me ha dejado Dark Souls sin importar si From Software lo ha hecho adrede o no y eso es lo maravilloso de todo el tópico que busco tratar: cada quien interpreta, o crea, los mensajes en base a estas historias.

Señores, podría seguir y alargarme aún más: Dishonored me ha enseñado la relevancia de las decisiones respecto a lo que nos rodea; Deus Ex: HR me ha hecho comprender la importancia del pasado y futuro humano; Metro Last Light habla sobre cómo los humanos deberíamos unirnos en vez de separarnos; Borderlands 2 me enseñó lo divertido que es hacer todo rodeado de amigos y la importancia de cooperar; Assassin’s Creed me dio una enseñanza sobre, además de histórica, útil y culturalmente enriquecedora, el respeto, el crecer y madurar, el no olvidar las raíces; Castlevania: Lords of Shadow me enseñó el cómo los más íntimos deseos pueden llegar a cegar hasta el más puro de alma; Darksiders me dejó pensamientos acerca de que muchas veces somos marionetas y que únicamente nosotros decidimos nuestro futuro; Mirror’s Edge me ayudó a comprender que las posibilidades sólo están delimitadas por nuestra persona al igual que los límites; Tomb Raider me enseñó el cómo nos debemos acoplar dependiendo de qué pida la situación… Y hay más, no me caben dudas, aún hay juegos cuyas enseñanzas no las he descubierto o me ha costado interpretarlas, a lo mejor han sido eso, interpretaciones mías cuya realidad tal vez no sea la que yo piense, pero eso es lo maravilloso de los videojuegos, tú entiendes lo que quieres entender y aprendes lo que quieres aprender.

Respecto a esto no existen opiniones erróneas, todos hemos recibido algún conocimiento por parte de lo que los desarrolladores han querido transmitir mediante ese conjunto de pixeles, y éstos han sido los míos. Como bien lo comenté, ya no pienso que los videojuegos son únicamente medios de entretenimiento, lo siguen siendo, pero en los tiempos que transcurren han evolucionado y van más allá de divertir, que lo siguen haciendo, buscan transmitir un mensaje, tal y como lo puede hacer el humor respecto a críticas sociales o el arte con las percepciones humanas, los videojuegos tienen mucho que enseñar y poseen las herramientas para comunicárnoslo, la idea es que sepamos entenderlos e intentar aplicarlos a nuestra realidad. Decir que me han hecho cambiar de actitud es algo descabellado porque no lo han hecho per se, pero inconscientemente he aprendido a interpretar de una manera distinta algunas situaciones y pensar diferente sobre tópicos a los que ni trataba. Al final del día, al igual que un libro, una película o hasta una pintura, los videojuegos logran retratar los mensajes de una manera más personal dependiendo de cada quien, por supuesto– y es por ello que me han marcado fuertemente, porque han logrado trascender hasta el punto de enseñarme algo. Si se le considera arte o no es igual, cada uno es libre de ver las cosas como mejor le parezca, y todo este escrito es un intento de mi persona para comunicar qué tanto pueden mostrar los videojuegos, más allá de todas las banalidades que usualmente se le atribuye a una industria que, como pueden ver, no es lo que parece.

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